Si alguien tenía alguna duda sobre como quiere Paco Lledó
que funciones los plenos y asambleas, ayer me las disipó todas. Dos frases, una
a micrófono abierto y otra se dejó el micrófono abierto.
La segunda es anécdota pura, pero llamativa dijo
exactamente: “¿no me han aprobado mi propuesta completa? a por el lió” y así la
tenemos registrada. Era un comentario al secretario general pero que se dejó el
micrófono abierto y salió al aire.
Pero la que creo yo que nos tiene que preocupar es la que
dijo sobre la posibilidad de elevar una propuesta de urgencia a la Asamblea tal
y como permite el Reglamento Fallero
“si entráramos en ese proceso, nos estaríamos cargando todas las funciones del Pleno para siempre,
¿eh?. Si todo tiene que venir por procedimiento de urgencia el mes que viene
podemos tener aquí 50 sin debatir y sin estudiar”
Un análisis rápido me da a entender que lo que realmente
preocupa no es la propuesta, que, aunque esté por el medio, sea un pulso que el
presidente no quiere perder.
Intentó asustar o amedrentar a los presidentes queriéndoles
advertir que si se desmadra el funcionamiento interno de Junta por esta decisión
la responsabilidad es de ellos.
Vamos a ver, ¿resulta que usar un punto del Reglamento
Fallero es destrozar el funcionamiento interno de las delegaciones de Junta? Pues
algo estamos haciendo muy mal.
Sinceramente, yo no creo que sea así, pero el silencio, una
vez más, de los presidentes, me lleva a pensar que la Asamblea está
anestesiada. Ningún presidente salió a defender tácitamente a la falla Sta. María
Micaela-Martín el Humano pidiendo una votación de estas normas tal y como
establece el Reglamento. Solo se asustaron ante el presidente de JCF quien
demostró que no quiere que los presidentes de falla cojan las riendas de Junta
a través de propuestas.
Es un primer análisis. Pero seguiremos. Esta decisión y
forma de actuar tiene tela.
El "peón de confianza" le dice al "diestro":
ResponderEliminar-Ahí lo tienes.
El "diestro" contesta:
- A por el lío.
Lo que puede oírse cuando no se tiene la precaución de apagar el micrófono. ¡Manda güevos!