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sábado, 8 de octubre de 2011

9 de octubre. Día de la Comunidad Valenciana.


A unos les podrá gustar mas esto de Comunidad Valenciana. A otros menos.
Unos preferirían “País”. Otros “Región”. Incluso otros “Reino”.

Yo me pregunto: ¿Por qué a Cataluña se le llama así y no Comunidad Catalana?  ¿O Castilla-La Mancha, Comunidad Castellanomanchega?.

Cierto es que todos sabemos o nos imaginamos porque.

Pero no es este el motivo por el que escribo esto.

Mi constante contacto con las juntas locales falleras de toda la “Comunidad Valenciana” me hacen reflexionar en algo que vengo observando y que no quiero dejar pasar esta oportunidad para comentarlo.

Cuando hablo con todos ellos en privado, (y digo todos ellos es sin excepción), sea del pueblo que sea, tenga el cargo que tenga o incluso sea del partido político que sea, todos ellos digo, me hablan en el valenciano de calle. Con las palabras que podéis imaginaros que no quiero ahora detallar. Vamos, en el valenciano que defiende la RACV.

Pero luego, hablan en público y vemos como prácticamente todos se ponen a leer y lo hacen en el valenciano normalizado, el de AVL.

Y no dejo de preguntarme: ¿Por qué no leen como hablan?. ¿Se avergüenzan de hablar esta lengua tan bonita? ¿Por qué entre una palabra de “calle” y otra “normalizada” cuando las dos son válidas, usan la “normalizada” que en la mayoría de casos “casualmente” se escriben igual que en catalán?

Estamos en una dinámica que, a resultas de pactos políticos de antaño, y “modernismos” pseudocientificos y culturetas hace parecer que en público tiene que emplear palabras que en privado no lo han hecho jamás. Pero que si no dicen así parece que no es culto.

Esta dinámica pienso que tampoco se debe de rebatir ni intentar  revertir a base de enfrentamientos ni violencia. Hay que ser inteligente y, como en el “judo”, aprovechar la fuerza del contrario para beneficio propio.

Son 30 años estigmatizados desde que el “amigo” Císcar y compañía querían unificar la lengua. Hecho no conseguido tras mucho dinero y esfuerzo. Hasta tal punto no ha sido conseguido que todos sabemos que les han cerrado el grifo desde nuestros vecinos del norte peninsular.

Muchos profesores, filólogos con estómagos agradecidos y políticos de izquierdas llevan todo este tiempo intentando  que se hable así. Pero lo que han conseguido es que el lío es tal que cada vez se hable menos el valenciano y los niños y jóvenes lo aprueben por los pelos y sin intención de usarlo en su vida privada.

Y es lo que pasa cuando se rema contra corriente. El resultado es negativo y la lengua valenciana que habla el pueblo se mantiene muy viva. Tan viva que no se ha podido con ella.

Si alguien tiene dudas que lea a nuestros fantásticos “Poestas Festivos” que escriben cientos de llibrets cada año y compruebe la riqueza y belleza de ese lenguaje y lo compare con los la gran mayoría de premios que concede la Generalitat Valenciana a los llibrets de otras zonas de Valencia, generalmente de La Ribera, La Safor y Morvedre totalmente “normalizados”.

Sinceramente: ¡No hay color!

La lengua la hace el pueblo. No los políticos y filólogos. Estos lo que tiene que hacer es regularla con arreglo a la realidad social. No a intereses políticos ajenos a la voluntad del pueblo. La muestra está que “casualmente” quienes quieren la normalización hace tiempo que no gobiernan en Valencia. ¿Por qué será?

Aunque a fuerza de ser sinceros, los que gobiernan tampoco toman el toro por los cuernos y no demuestran mucho interés en el cambio de dinámica.

Falleras mayores, presidentes, falleros en general, una recomendación muy personal:

Cuando habléis en público, leer las palabras tal y como la habláis en la calle. Que luego se nota que no hay naturalidad y no llegáis al público asistente.

Mirad como habláis y mirad lo que está escrito:

¿Os avergonzáis de vuestro idioma materno?

Espero que no.

¡Feliz día de la Comunidad Valenciana!

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