Es difícil hablar de este tema manteniéndome en una posición imparcial, sobre todo viendo como las injusticias se convirtieron en “oficial” por acuerdos políticos de antaño y como ningún partido político “nacional” las ha defendido.
Cuando se presente el espacio cultural que supone los llibrets en particular y literatura en general, son también muchas las dudas que se me generan.
Viendo como uno de los colectivos mas interesados en que esto salga adelante (y ya es sorprendente que una iniciativa de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, sea apoyada “a muerte” por componentes de entidades simpatizantes de Compromís o El Bloc) es el ADEF que solo permite el uso del valenciano “normativo”, es decir, el que como ellos denominan “oficial”, y nos preguntamos como se presentará esta parte de la fiesta a la UNESCO.
¿Quién se encargará de redactar esta parte del proyecto?
¿Se admitirá que hay un concurso de llibrets desde 1903 escrito en un valenciano que se habla en la calle pero que no es “oficial” y que según la ADEF quien escribe en ese valenciano comete faltas de ortografía?
¿Quién o quienes serían los garantes de la pureza del valenciano?
Conociendo como se las gasta la Universidad en este tema ¿Qué haría la Cátedra de Etnología con este tema?
Este es el primer escollo que debemos de salvar. ¿Se ocultará la realidad existente de dos formas de escribir el valenciano?
Siendo todo oficial, viendo como tan solo se admite el valenciano de la AVL, y viendo que están apoyando el proyecto, a uno le entra escalofrío en como se puede redactar y que se puede presentar.
Yo no me imagino presentar a la UNESCO un proyecto donde se diga “Hay dos formas de escribir por parte de los poetas festivos, por una parte los que quieren mantener una lengua “no oficial” pero real pues es la mas parecida a lo que se habla en la calle por la gente valenciano-parlante de siempre, y por otra los que defienden una lengua “oficial” normativa salida de acuerdos políticos con intenciones colonialistas trasnochadas que tan solo se habla en cierto círculos simpatizantes de la izquierda nacionalista valenciana, y en escrito oficiales que se leen tal cual se escriben aunque la persona que lo lea luego hable un valenciano “de calle” alejado del “científico”.
Ciertamente vería ridículo pensar en ofrecer a la UNESCO que hay dos valencianos a preservar.
Indudablemente se presentaría el “oficial” que bajo ese escudo protege a todo aquel que piense que es el valenciano auténtico.
¿Y que supondría esto? Pues que las instituciones tendrían que primar el valenciano “normalizado” en detrimento del valenciano de la RACV. Para ello estarían obligadas a fomentar el uso y mantenimiento del valenciano presentado a la UNESCO.
Luego, si vemos como en el Congreso de los Diputados nos “representa” un valenciano que dice que viene de “un pequeño pais” en lugar de decir que viene de Valencia, es decir que piensa que viene del “País Valenciano” que comparten algunos de ellos, además es corneado por el nuevo presidente de España y encima es jaleado por los que trabajan por que lo de la UNESCO salga adelante, pues se te queda un cuerpo raro, de verdad.
Y esto es solo el idioma. Porque el resto de disciplinas culturales que puedan formar parte de esta fiesta estaría cortada por el mismo patrón.
Culturalmente las fallas son como son. Y así se deberían de presentar. Si hay complejos o alguien piensa que el pueblo es tonto y los únicos cultos son ellos, no me dan garantía de una imparcialidad a la hora de plantear posibles proyectos culturales reales de las fallas.
Entrar en la UNESCO así supondría, tarde o temprano, la desaparición literaria del valenciano de la calle en las fallas, el de la RACV, que tantos poetas manejan y nos maravillan con sus obras anualmente. Vamos, el que premia “Lo Rat Penat”.
Luego en un ámbito mas general, hasta puedo imaginar que se venda que la pureza de las fallas pasase por el pensamiento de que las fallas como tal son las que se viven en Arrancapins, y entonces si que pienso: “apaga y vámonos”. Ahora si que nos la han clavado.
La sensibilidad de la cultura, y los intereses en presentar un valenciano u otro en todo lo que envuelva a las fallas olvidando que la gran mayoría de los falleros en nuestra vida normal hablamos castellano, es un problema que no sabemos como puede influir a la hora de que se decida si o no a la UNESCO.
Esto es lo que me llega de lo que hasta ahora he visto. Mucho me tendrán que convencer para cambiar de idea.
Mañana conclusiones finales.
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