Bienvenido al blog de Nuestras Fallas.


domingo, 23 de octubre de 2011

La política en las fallas.

Mucho se habla de este tema a nivel popular y mucho se intenta que no sea así, sobre todo en reuniones de casales y decisiones tomadas en juntas generales de las fallas.

Pero da algo de vértigo ver como se ha compuesto la Junta Central Fallera en su cúpula a la hora de nombrar a los asesores del presidente.

Veamos: si los asesores son tres personas vinculadas directamente a la política a través del Ayuntamiento de Valencia por mucho que sean falleros, toman decisiones desde la concejalía de Fiestas y las llevan ya hechas a la directiva de la JCF, cuando lleguen estas directivas, la sensación que queda que se trae todo hecho desde el Consistorio y que la labor de los vicepresidentes se va a reducir a trabajar sobre las directrices marcadas desde el mismo. Es decir, lo que nos llega es que los vicepresidentes no podrán decir si o no desde las juntas directivas. Y si eso es así, con lo que estamos acostumbrados a ver, menos aún los presidentes de las fallas en las Asambleas.

La figura del actual Secretario General me da que sucede lo mismo. En palabras de Fayos y el propio Félix, el Secretario General era el que controlaba todo porque así lo decidió el Presidente cuando tomó el cargo. Delegó en su persona de confianza para los trabajos requeridos.

Ahora no, ahora da la sensación que el Secretario General se puede convertir en la persona que controle el trabajo que se les ha mandado a los “vices” pero con las decisiones tomadas de arriba. Es decir del Ayuntamiento.

¡Claro! Ahora queda por ver quien es el próximo Secretario General, porque si sale de la terna de asesores que en estos momentos asesoran a Paco Lledó la cosa cambia. (Aunque uno de la terna no será Sec. General, por supuesto).

En ese momento si que sería difícil distinguir donde terminan las atribuciones del Ayuntamiento y donde comienzan las de las fallas. Es decir, donde acaba la Concejalía y sus asesores y donde comienza el poder de la Junta Central Fallera y sus vicepresidentes.

Eso sin contar con las formas dictatoriales de alguno. Que no nos vendría mal que dejase las fallas en paz. Pero claro, tiene que dar de comer a su familia… (Estaría bien que no lo pagáramos las fallas).

Desde fuera, y con las cosas como nos las están vendiendo vemos un excesivo control desde el Ayuntamiento sobre las fallas. Es mi impresión pero no soy el único. Parece como si estuvieran preparando el terreno para tomar decisiones como la ausencia de “subvenciones” (lo pongo entre comillas porque cada vez mas se extiende la idea que no son subvenciones, es la devolución de una pequeña parte de lo que las fallas aportamos a la ciudad con nuestro esfuerzo, nuestro dinero y nuestro tiempo) y otras decisiones para “anestesiar” a la Asamblea y que no se mueva mucho ante la que se nos viene encima.

No hay que ser muy espabilado para ver como se mueve el tema y por donde van los tiros.

Ahora solo falta que la voz de los presidentes se oiga fuerte y reclamen en la próxima Asamblea del miércoles 26 un mayor protagonismo exigiendo que no se retire el dinero que el Ayuntamiento nos da pues no es subvención es un pequeño agradecimiento por los servicios prestados a la Ciudad.

Todo esto con el mutismo del Consejo Rector, que con la entrada de nuevos grupos esperaba que reaccionaran. Las palabras de sus representantes en el programa El Casal Fallero ilusionaban, pero de momento todo ha quedado en “aguas de borrajas”.

Mi opinión es que hay que separar más las fallas de la política. Y tal como está la cosa debemos de ser nosotros quienes demos el siguiente paso. De ello dependen futuras decisiones entre ellas el dinero que nos devolverá el Ayuntamiento (que no subvenciones).

No hay comentarios:

Publicar un comentario