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viernes, 31 de enero de 2014

Queda solo un mes.



Mañana día 1 de febrero nos levantaremos pensando que quedan solo 28 días para que sobre las 5 de la mañana veamos como unos camiones y unas furgonetas se adentran en pleno corazón de Valencia cargados con kilos de ilusión.
Lo que estas navidades fue una pista de hielo se va a convertir en una pista de fuego en pocas horas.
Unos operarios enfundados en unos monos de trabajo con unas "bragas" al cuello y un frío y humedad propios de la fecha, comienzan a descargar artilugios para ir conformando una melodía de explosiones que inundará la plaza del Ayuntamiento de Valencia.
Llega la una de la tarde y todo está preparado. El sol brilla en todo lo alto dando al cielo un color especial. Ese color único en el mundo que adorna Valencia en el mes de marzo. Ese azul embriagador que anuncia que las mejores fiestas del mundo están en marcha.
La Guardia Civil revisa los kilos de pólvora. La Policía Local empieza a cortar el tráfico.
La gente va andando hacía las vallas amarillas que rodean el centro de la plaza.
Los medios de comunicación ultiman sus equipos para retransmitir y fotografiar.
Los operarios revisan minuciosamente todo el recorrido para que no falle nada.
Los nervios de los pirotécnicos vencen al sueño provocado por no haber dormido en toda la noche.
El máximo responsable ve como esa obra que tenía en su cabeza y que ha desarrollado está preparada para ser ofrecida a la concurrencia.
Los balcones de viviendas y oficinas próximos ya están casi repletos. Los ordenadores ya se han apagado.
El helicóptero de seguridad ya sobrevuela la plaza.
Picazo se prepara con su casco verde detrás de la espalda.
Suena el primer aviso. La ovación se escucha entremezcladas con las ganas de mascletá.
Al segundo aviso todo está preparado. Los balcones llenos. Picazo enciende un cigarro. El pirotécnico con la caja preparado para comenzar. La plaza abarrotada. Cabezas por la calle marqués de Sotelo hasta la estación del Norte, por la calle Correos y Barcas un río de testas ocultan cualquier atisbo de ver el suelo y hacía María Cristina vemos como la plaza es un mar de ciudadanos esperando el momento.
En el balcón se abre un hueco para que las cortes y las falleras mayores accedan a la barandilla.
Tras ella la alcaldesa que se aproxima, saluda, sonríe y ejerce de jefa.
Se sitúa junto a la fallera mayor y a la fallera mayor infantil y espera el tercer aviso.
Un micrófono con cable, no quieren sustos de inalámbricos que puedan ser interferidos con las frecuencias de algún medio y se escuche por megafonía algo que no deba, toma el protagonismo.
La alcaldesa entrega el micro a las ffmm. Estas esperan que Picazo se ponga el casco verde en la cabeza. Quedan segundos.
El "Algarrobo" como se le conoce popularmente, fija su vista en el reloj. Impasible a lo que sucede a su alrededor escucha las campanadas de las dos de la tarde, se pone el casco verde en la cabeza y...
¡¡¡ SEÑOR PIROTÉCNICO, POT ESCOMENÇAR LA MASCLETÁ!!!
Las voces de Carmen y Claudia resonarán en toda la plaza.
Ya ha llegado el momento.
¡COMIENZA EL ESPECTÁCULO!
El sueño del pirotécnico se convierte en realidad y la música que había dibujado en su cabeza se desarrolla en su totalidad.
Sigue con su cabeza las notas perfectamente interpretadas por esos kilos de pólvora.
Llegamos al terremoto. Ha entrado exacto en modo y forma. Ya está. Mientras que la parte final deleita, los abrazos de todos los compañeros explotan la alegría de haber conseguido el objetivo.
Suenan los truenos finales.
La gente se arremolina junto a la valla. La policía es literalmente atropellada.
El pirotécnico da la vuelta a la plaza. Es aclamado.
Un baño de multitudes le espera por la puerta.
Sale entre aplausos. Es escoltado por la policía local mientras sigue el camino que El Algarrobo le abre entre la muchedumbre entusiasmada.
Sube victorioso las escaleras que le llevan al balcón y recibe las felicitaciones de quienes se encuentra a su paso.
Llega al balcón. Allí las autoridades le esperan. Le invitan a que se asome y que salude.
Así lo hace. El público aclama a los artistas. La Alcaldesa le da dos besos. Las falleras mayores también.
El rostro, mezcla de cansancio, mezcla de satisfacción, denota la mañana vivida.
Atiende a los medios. Explica sus razones. Da las gracias y se va.
Baja nuevamente a la plaza. Solo quedan algunos con pancartas y pitos que se quedan como si los políticos estuvieran todo el rato en el balcón.
Las barredoras comienzan su labor.
Cruza la plaza casi en soledad y pasando ya desapercibido.
Su equipo ya está recogiendo.
Fotos con algunos viandantes y comienza la recogida.
El sudor bajo el sol es de agradable sensación.
Todo recogido. Foto de grupo para el recuerdo y antes de subir mira la plaza a su alrededor.
La labor de hoy se ha cumplido.
El tráfico ya se ha reanudado.
Nos vamos. El año que viene será otro año. Ahora a preparar lo que nos han pedido las fallas.
En su cabeza mil vueltas a lo vivido.
Alegría y satisfacción.
El sueño vence y se queda dormido.
¡SEÑOR PIROTÉCNICO, POT ESCOMENÇAR EL DESCANS!

Muchas gracias amigo.

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